Bienvenidos

Bienvenidos a la noche vacía, diáfana como un sueño y pesada como el pecado... confusión entre vida y muerte
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domingo, 7 de julio de 2013

De todo, excepto de dolor





Hay que pintar ideas, hay que desnudar a la fantasía.
Hay que vivir un poco y soñar el doble
sin cerrar los ojos.

Al aullido del lobo, hay que ponerle una luna
para tener una noche perfecta.
Si el pez está en el agua, hay que acostarlo
en la arena para que respiremos drama.

Le escribo al que reza, al que duerme, al perdido,
al que siempre encuentra aunque no sepa buscar.
Al vivo, al muerto, al borracho.
A la grosería que me devuelve el espejo por las mañanas.

A las noches de hotel con la antigua desconocida,
a los viernes oscuros que me vieron salir del Baúl o del Dalí
Dejemos que sean ellos los que cuenten si besé
o no a mis acompañantes.

Puedo escribir también de angustia,
de desesperación, de cómo se sienten sus lenguas
recorriendo mi columna, mi mirada.

Del horrible sabor de sus salivas pegadas a mis mejillas
y habitando bajo mi lengua.
De sus hediondos alientos marchando de mi boca.
Pero no, no hablaré más de ellas porque son muy buenas amigas mías.

Comienzo a escribir de dolor y aún no me encuentro listo.
Aún no he aprendido a llorar, pero creo que me falta poco.
Aún no me arranco la cara, pero ya están creciendo mis uñas.

Prefiero que leas mi sonrisa,
que notes la emoción en la línea de mis dientes domesticados
para no clavarse en mis labios en momentos pesados.

Prefiero seguir escribiendo de lo que no sé nada
para que no me arda cuando lo lea unos días después.
Prefiero escribir de dolor sin decir una sola palabra…

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