Bienvenidos

Bienvenidos a la noche vacía, diáfana como un sueño y pesada como el pecado... confusión entre vida y muerte
...

viernes, 30 de diciembre de 2011

Te quiero

 
Escribí dos poemas y un te quiero.
Con los poemas, gané un par de tazas de café.
El te quiero, quise ponerlo en mi corazón
y me lo arrebató el viento.

Caminé en busca de él, recorrí autobuses,
calles, bares, banquetas y no aparecía.
Volví a escribir para ganar platos de comida
que no me sabían a nada con la preocupación.

Subí a la punta del cerro para mirar desde ahí
y tampoco pude hallarlo.
Resignado fui a casa consciente de que ni yo podía quererme.
Entré y al ver tus ojos, comprendí que no todo estaba perdido,
todo estaba donde tenía que estar. Te acercaste a mí,
me abrazaste y tu boca pronunció lo que tanto necesitaba oir:
te quiero,
me dijiste.




jueves, 22 de diciembre de 2011

El beso que nunca existió



Quizás la noche era tan pálida

como tus cabellos teñidos.

Quizás el beso sin labios que me diste,

era corto, era inmenso, destructivo o hasta falso.



No sé dónde perdí mis manos,

pero aparecieron debajo de tu blusa.

Indignado por la usurpación,

tu brasier me exigió deshabitar su sitio de inmediato.


Sonreíste más tarde, te relamiste los labios

después de haberte tragado mi sonrisa.


No duele la sonrisa robada,

no duelen los labios ajenos.

Nunca un beso puede ser robado,

pueden siempre los labios otorgar besos,

mas, nunca regalarlos.



He de confesar que tu cara, la conocí al final;

primero, fue todo lo demás.

¿Hace cuántos besos que no te veo?

¿Hace cuánto que tus labios son míos sin yo saberlo?


Domíname un poco, haz que me sepa a gloria.

Di que nunca pasó, di que siempre volverás.

Al fin, dentro de ese café, fuimos y seremos.


No te conozco, ni me conoces,

pero nos entendemos.


Cállate el nombre, calla tu vida,

calla el suspiro y vuelve tu lengua mía.


Ni yo sé mi nombre, no sabe tu piel de mis manos,

ni la cerveza sabe de mi razón extraviada.


Respiramos tanto juntos, que podría decir ahora,

que ese beso, no me supo a nada.

A decir verdad; nunca existió,

el Café Dalí, siempre ha sido un sueño,

y yo, siempre un soñador...




sábado, 26 de noviembre de 2011

Tutti Frutti

Me has prometido un beso de cereza
pero en lunes te saben a limón.
Cada día hay un nuevo aroma,
nuevo también el sabor.

Quiero un beso en jueves
mientras cae la lluvia afuera
y uno el domingo para cuando
se acaben el futbol y la cerveza.

Quiero un beso tuyo cada día,
empezando por el martes
que sepa a miel o que esté salado,
que sea eterno o que dure sólo dos minutos.

Quiero un beso tuyo,
que sea el primero o el único.
No importa el sabor,
me ocuparé más en saber
qué se siente besarte...
 

Lunita



Luna de pétalos plateados,
con tu vestido blanco
y tu sonrisa transparente,
conviértete en mi amante,
decídete a quedarte.

Luna ciega, luna herida,
madre del delincuente,
recuéstate en mi cama
y déjame curarte
hasta que la noche parta
y el sol nos encuentre ahí enredados.

Luna, principio de belleza,
esclava de los tiempos,
reina de mis sueños,
rompe ya el silencio
y grita que me amas.

Si apenas con el roce de tu pelo
siento el alma derretida
¿Qué será sentir tus besos?

Vengo a verte cada noche
y cada noche vuelvo solo.
Si la noche se me entrega por la piel
¿Por qué no pueden guardar un poco de ti mis ojos?

Voy dejándome un hueco en el pecho,
regalando el corazón a trozos
para que quede espacio abierto
a donde vengas a vivir, bello tesoro.


María


Hay Marías delicadas,
envueltas en tonos verdes
que encajan las garras
y que no hablan pero que bien aman.

Hay Marías sin rostro que aparecen
por la noche desafiando al viento,
a la distancia y al tiempo mismo
con el pájaro rebelde de su amor.

Hay Marías que se fuman,
que se marchan como el humo
y que una vez idas
se ve obligado a irse también
el que las despidió.

Marías más, Marías menos.
Siempre hay que saber qué tipo de María es,
si es una María carente de dulzura o es
la auténtica María.

Marías como nubes, las Marías del barrio
con final feliz.
Marías devotas o Marías por compromiso.
Marías de Tula y de Toluca.

Marías siempre vírgenes
a quienes nadie les cree nada pero
les prenden su veladora cada vez que el corazón
deja entrar una pequeña luz.



Hay un montón de Marías tristes,
abandonadas en la vejez,
recordando a aquél flaco del piano
que en Acapulco se enamoró y
más flaco que de costumbre se fue.

Hay Marías que simplemente son
Marías porque no tienen otra cosa qué hacer.
Así nacieron y sabrá Dios cómo han de morir.
Sin embargo, nacieron para ser
Marías bonitas, Marías del alma...

Veinticinco y un cuarto


Otra vez la cara sucia frente al espejo.
Este cuarto apesta, duermo entre montones de basura,
calcetines sucios, mis miedos, cerveza derramada y mi flojera.
Este cuarto tiene frío, vive de limosnas.

Han volado junto a mí mariposas de colores irrepetibles,
me han dejado abandonado en su capullo.
Corre el viento bajo un cielo desgarrado, amenazante sobre esta rama.

He dormido entre fantasmas transparentes que lloran por las noches
He despertado entre demonios encarnados batidos de furia, maldiciendo todo el día
Tragan almas, vomitan sobre la vida.

Vivo a ciegas como murciélago y bebo de mi propia herida.
Me enamoro de la luna y canto fuerte cuando estoy a solas.
Cumplo años no porque yo quiera
sino porque es una de las condiciones para seguir vivo.

miércoles, 27 de julio de 2011

Parhelio

Como la delicada vida del poeta
que percibe temblores en el aire
en el agua, en el amor y en su alma

Me quedo roto, irredento  
como un grito en el sosiego
  
Mirando la luna
sentado bajo el sombrero
con los ojos aguados
brillando como perlas por la noche

Con los labios como tenso arco
esperando la señal para disparar
sus besos

Aguzando la vista
para ver correr el tiempo
de otros tiempos, 
de otros sueños en otras manos
y de otras manos bebiendo

Alimentando almas sinsabores
Regando azúcar sobre pieles
de mujeres que en el calor del infierno
están ardiendo y aún así van rezando

Dejando oír su voz lentamente
como abrazando cada palabra,
amándola antes de pronunciarla
y dejarla en libertad de ir
donde le dé la gana

Bebiendo de rodillas ese néctar
que le da cada segundo estrujado
entre sus párpados que al final del día
sabrá otra vez a sal

Esos poetas deberían irse de aquí
sufren más que los demás
ni ganas tienen de vivir
sino de contagiar su soledad

Son adictos o viles enfermos
moribundos regalando su inútil vida,
ladrones de miradas y latidos
constructores de falsos amaneceres

Ellos deberían irse
todos me dan desconfianza
todos me hacen temblar el alma
porque todos son igual que yo…

viernes, 17 de junio de 2011

Historia de una menta

¿Qué tan mía fuiste, si cuando te cedí el paso me agarraste a besos?
Que encerrados en ese sucio baño de bar robaste la menta de mi boca
Si tus suaves nalgas bien se echaron mis caricias a la bolsa
Bien tu lengua se batió en la mía y te llevaste algo más que mi saliva

Güera perdida, Confundes al hombre con el medio hombre
y ese medio hombre te presenta con un hombre que te hace a la mitad
y te comparte con su amigo, a quién le toca media menta robada
Me alegra haber ido al baño antes de que tú llegaras a la barra

De otro modo ni la menta ni las copas me habrían valido
para sacar de mi boca el cultivo de babas que pudiste haber sembrado
en mi garganta. Vale más ser el primero y beber el agua fresca
que ser el receptor de la saliva de otros a quienes repartiste aquella menta
y que al final... no se quedaron contigo

Lobo herido

Sólo estoy tratando de perderte
de dejarme ir sin voltear atrás
trato de ver mientras me vendo los ojos
Sólo busco dejar de mirarte durante algún rato

Ya no quiero tumbarme en tu cama y esperar a que pase
quiero dejar de dar lástima y ganar unas monedas...
porque a lo mejor quiero comprarme una vida más adelante

Quiero correr tanto como lo hace la luna
escapar del calor del sol que se empeña en pintarme una sombra guardiana
Buscar en un libro de recetas la forma de preparar la soledad
de hacer crema dulce que al batirse espante al miedo
Quisiera probar ese fruto cuya semilla germine en sonrisas

Vengo de perderme, estoy desnudo sentado en tu sillón
Sólo tengo este cuaderno, esta tinta y mi arrepentimiento
me hace falta un trago de agua, el abrazo de un amigo
la consciencia que marchó debería volver atrás

¿Y hasta cuándo he de sentirme libre?
lobo herido, sujetando sus entrañas por la calle
enterrándose en los labios los propios colmillos
digustándose de todo y de todos huyendo, corre, corre, lobo estepario
que nadie te alcance porque si alguien te mira a los ojos
sabes bien que llorarás, que no puedes ser bueno, que no puedes tener dignidad
corre y piérdete en las sombras

Vocifero como un loco, apesto como criatura zarnosa
tengo ganas de aullar pero tengo la garganta enferma
estoy pudriéndome en mis ropas y mi aliento huele a alcohol
tengo moretones en esta piel que en el pelo alberga moscas
Estoy herido, abrazándome al dolor,
solamente por querer pisar nuevas suelos

Por mirarme en otros ojos, por ser parte del mundo
quiero llamarme de algún modo y que se recuerde mi nombre
escapar de este traje de terror y reserva
volverme en mis pasos y recoger la sonrisa que perdí de niño

Espera, Luna. Espera que ya pasa la enfermedad
No te rompas, noche, no te vayas
que el día me obliga a esconderme
y ya te preparaba una buena serenata

Te ví mientras miraba a alguien más


Bailabas para mí sin darte cuenta
Yo iba dispuesto a olvidarte  y te encontré
Saliste de mi pensamiento y no quisiste correr a esconderte,
te quedaste ahí tan callada, tan indiferente que me arrepentí de haberte liberado

Era tu cara, tu piel, también el cabello rojizo desteñido,
la mirada tranquila encajada en tu rostro de diamante;
aquél que tantas veces soñé hundido en mi pecho,
los labios alargados por esa sonrisa de reptil brillando junto al sol y
tu tenue voz suplicante,  chillona sonando doliente

Estabas en tu mejor noche, descalza y flotando
Llegó tu perfume a mí y comencé a imaginar que pedías rodar por mis brazos,
que tus piernas se rendían ante mi pobre y limitada técnica de salsa,
que nos fugábamos de ese bar después del primer beso

Llegamos a la habitación de algún hotel que pagué con quién sabe qué dinero,
nos tumbamos en la suave cama para recién casados,
comencé a besarte con demencia, con la desesperación de quien prueba lo que siempre esperó
Un trago de champagne y veinte más de tu saliva altamente embriagante
al tiempo en que caía tu vestido llegó el mesero a interrumpir la mejor parte
Me ofreció un tequila que no dudé en aceptar

Después no sé qué pasó; si me perdí en el baño o me distraje en el escote de la rubia lesbiana que besaba a su amiga de la mesa  contigua. No sé si el sueño me venció sin que te despidieras.
Cuando te busqué, sólo encontré la alfombra sin tus zapatos plateados

Ni tú ni tu compañero de baile, ni el viejo que pagó la cuenta estaban ya
Se había ido el color morado de tus uñas artificiales
Se había marchado quien usaba tu mirada bajo un distinto nombre…

Te vi mientras miraba a alguien más, mientras tu amor se me escapaba de nuevo
brincando por los pasillos escolares, por el humo de tu cigarro mentolado

Pedí la hora y me trajeron la cuenta,  Joven, ya vamos a cerrar
Respiré tu perfume y sonreí, caminé unas cuantas cuadras y me perdí por la noche