Bienvenidos

Bienvenidos a la noche vacía, diáfana como un sueño y pesada como el pecado... confusión entre vida y muerte
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martes, 20 de agosto de 2013

Infelicidad




Huele a muerte mi cuerpo
vaporizado en alumbre.
Con cada hueso roto,
con las palabras enterradas en mi garganta.

Hiede a muerte mi alma,
apesadumbrada en la extinción de otros alientos.
Refugios del tiempo, aves negras rompiendo
el sinuoso ocaso.

Viajan dentro las cortes del mal,
hacia mi encuentro, hacia mi vida.
Y descubro que hay soles ahí
que lo queman todo, lo bueno y lo malo.

Que se funden los pecados y las virtudes.
Un rayo divide los cielos y se muestran
las caras de los muertos que me habitan;
me saludan cada día, me desvisten cada noche.

Bailan en mí, se muerden como ratas,
duermen mientras duermo, y puntualmente
despiertan tras mis ojos.
Llenando canastas de hambre de otras bocas,
me besan por la tarde y roban alimento para mí.

Y como, desde dentro, mis regalos:
Cansancios de Dios vueltos vida,
cenizas de amor, penas por libertad,
amenazas de mudez perpetua.

Afuera... están mis labios y mis dientes
intentando sonreír...