Bienvenidos
Bienvenidos a la noche vacía, diáfana como un sueño y pesada como el pecado... confusión entre vida y muerte...
sábado, 27 de julio de 2013
Recuérdame
Recuérdame si te toca y te quema,
si te besa y tu boca se derrite,
si te arden los labios.
Si te sientes en un sitio ajeno no te espantes;
es normal, pues, eras toda mía, ¿lo recuerdas?
Piensa en mí si su mirada es muda,
si la puerta de tu cuarto no se abre con su sola presencia.
Traéme a tu memoria si la luna ya no viene a tu ventana,
y cuando vayas a dormir, despídete de mí con un beso imaginario.
Ten las manos llenas de arena, corazón,
para que me entierres
si ves morir mi sombra tras tus pasos.
Recuérdame cuando falte vida en tus abrazos.
Recuérdame si te levanta la falda el viento de mis manos.
Recuérdame por necio, por no entender que te he perdido,
por no perder la costumbre de perder.
Por no dejar de imaginarte conmigo...
Acuérdate de mí y de los momentos en que deseaste amar,
en las noches que nos desvelamos juntos, mirándonos en la ventana.
Recuerda los detalles que supiste de mi vida,
encuéntrame en la tuya, no me dejes fuera de ella.
Recuérdame vivir por ti, porque de ti ya he muerto...
miércoles, 17 de julio de 2013
Uno
I
Somos la mañana a dos soles
resbalando por el vidrio de la ventana.
Somos la mitad de la cama tibia y luego húmeda,
perfumada por los vapores de nuestra piel.
Somos la chatarra de cinco pesos
en la tiendita, y somos la caminata
postrera.
Los gritos violentos
del fin de semana y los besos
de perdón del lunes.
Somos los protagonistas de la
película romántica en el cine, y somos
los espectadores de esa vida que no tenemos
y que no necesitamos.Tenemos lo nuestro.
Somos el lento danzón de la vecina, y somos
los sonidos rasposos de KISS.
Yo soy tu llanto y tú eres mi risa.
Me seco en mis manos y creces en tu mirada.
Somos tú y somos yo, corazón,
sin dejar de lado nada, todo dentro; todo de ambos.
Somos un loco perpetuo.
Un perpetuo loco enamorado...
A Sony
resbalando por el vidrio de la ventana.
Somos la mitad de la cama tibia y luego húmeda,
perfumada por los vapores de nuestra piel.
Somos la chatarra de cinco pesos
en la tiendita, y somos la caminata
postrera.
Los gritos violentos
del fin de semana y los besos
de perdón del lunes.
Somos los protagonistas de la
película romántica en el cine, y somos
los espectadores de esa vida que no tenemos
y que no necesitamos.Tenemos lo nuestro.
Somos el lento danzón de la vecina, y somos
los sonidos rasposos de KISS.
Yo soy tu llanto y tú eres mi risa.
Me seco en mis manos y creces en tu mirada.
Somos tú y somos yo, corazón,
sin dejar de lado nada, todo dentro; todo de ambos.
Somos un loco perpetuo.
Un perpetuo loco enamorado...
domingo, 7 de julio de 2013
Querido diario
Querido diario, tengo algo que
contarte:
hoy me tropecé con los sueños
que alguna vez olvidé.
Me la pasé caminando en
círculos,
me vestí con la noche y salí
a buscar a la enfermera, que
con sus labios
pudiera curar las heridas que
le inventé a mi piel.
Le pedí a las brujas, regalarme
la
belleza del príncipe que al
final del cuento
es un sapo, pero un sapo feliz.
Me hice amigo de los tragos,
me hice amante de la amante
del que no ama, pero busca
hacerlo.
Jugué con los corazones de dos
santos
que ya eran santos desde
mucho antes de irse al cielo.
Me enamoré de la sonrisa de una
virgen,
toqué su muslo desnudo, la besé
y desnudé, luego, todo su
cuerpo.
Robé caramelos, monedas,
paz, besos, caricias, sonrisas,
joyas, vidas y almas.
Dormí con la muerte,
se la entregué a otros.
Le tomé una costilla y sembré
un árbol de frutos muertos.
Aprendí de la vida lo que sé de
bondad — ¡nada!—
Quisiera decirte muchas cosas
más, pero
tus páginas pesan mucho, incluso apestan,
¡no te soporto!
Pensándolo bien, querido
diario;
¡Puedes irte al infierno!
Pero quédate cerrado, porque
si llegara a leerte el diablo,
vendría con toda justicia a
reclamar mi eternidad…
Y yo ya no tengo tiempo sino
para comenzar a vivir,
y hablar de sonrisas en esta
última
página que te he arrancado…
Breves notas para Kenia
He de verte como nunca, como siempre;
envolviéndome en abrazos, masticándome entre besos,
aclarándote a la aurora, para no seguir
siendo de trapo, ni de plástico.
He de verme prisionero de tus frases,
del te amo tan profundo, tan exacto.
Sé que nunca cesarán tus preguntas, que necesitas
conocer el mundo. Que tu silencio está perdido
en tu cabeza.
Recoges mi cara del suelo y rescatas mi sonrisa,
la riegas con agua y al día siguiente
estará fresca de nuevo.
He de verte en mi mañana, en mi ocaso.
He de amarte como te amo, respirarte cuando duermo,
y pensarte cuando callo.
He de llevarte a dormir entre mis brazos morenos.
He de marcharme en el día y encontrarte de nuevo
con la noche.
He de brincarme las penas por creer en ti,
de comerme al mundo sin sabor, y disfrutarlo.
He de enseñarte todas las canciones que me sepa,
he de contarte las historias que he vivido e imaginado.
He de refugiarte en las noches en que sientas miedo,
he de vestirte como princesa en las fechas importantes y
abrazarte y ser feliz en cada triunfo que tú tengas.
He vivido lo que no me corresponde, y me siento bien,
porque hay quienes sólo viven para mal.
Yo no digo que viva para bien, pero estoy viviendo de él.
He escuchado tu primera palabra, te he cuidado en tus
primeros pasos,
tu primer bailable, tu primer poesía. Ya te he visto
regresar de la primaria
y hemos hecho tu tarea.
Has estado en cada rincón de mi vida en los últimos siete
años,
y estarás ahí hasta el fin de mi tiempo.
Has crecido y no dejarás de hacerlo, pero
¿Hasta cuándo seré yo silencio, hasta cuándo empezarás a
alejarte de mí?
Se lo dejo al tiempo, sea traidor, o sea mi aliado.
Hoy tengo el presente, ayer te tuve aquí, y eso basta
para ser feliz.
A mi princesa le gusta
A mi princesa le gusta que la abrace de noche
sobre el colchón que se van comiendo las chinches.
No lleva en el pecho una rosa como todas, sino las espinas
que esculpen día a día los pechos que me acunan.
A mi princesa le gusta que la toquen mis manos de ángel
que cubren cual guante mis garras de diablo.
A mi princesa le gusta que la bese, que muerda
sus labios y que regrese satisfecho a casa.
No es que haya despedidas, es que besarla
significa perderse donde el viento nace.
Mi princesa se pega a mi cuerpo buscando robarme calor,
sin saber que ya antes yo se lo había robado a ella.
A mi princesa le gusta hacer el amor sin prisa,
sin adornos, sin silencios, ni destinos.
No es que haya poco amor, ni que se acabe.
Es que al amor hay que llamarlo a todas horas
y bien fuerte para que se reinvente a sí mismo.
Mi princesa parece ser Dios superado con los siglos;
es bello, perfecto; es hermoso y eterno.
Sin duda, el mejor dios de todos los tiempos.
Pero ella no es
santa, ni huele a incienso; es sólo mujer:
mi mujer y huele a la vida.
De todo, excepto de dolor
Hay que pintar ideas, hay que
desnudar a la fantasía.
Hay que vivir un poco y soñar
el doble
sin cerrar los ojos.
Al aullido del lobo, hay que
ponerle una luna
para tener una noche perfecta.
Si el pez está en el agua, hay
que acostarlo
en la arena para que respiremos
drama.
Le escribo al que reza, al que
duerme, al perdido,
al que siempre encuentra aunque
no sepa buscar.
Al vivo, al muerto, al
borracho.
A la grosería que me devuelve
el espejo por las mañanas.
A las noches de hotel con la
antigua desconocida,
a los viernes oscuros que me
vieron salir del Baúl o del Dalí
Dejemos que sean ellos los que
cuenten si besé
o no a mis acompañantes.
Puedo escribir también de
angustia,
de desesperación, de cómo se
sienten sus lenguas
recorriendo mi columna, mi
mirada.
Del horrible sabor de sus
salivas pegadas a mis mejillas
y habitando bajo mi lengua.
De sus hediondos alientos
marchando de mi boca.
Pero no, no hablaré más de
ellas porque son muy buenas amigas mías.
Comienzo a escribir de dolor y
aún no me encuentro listo.
Aún no he aprendido a llorar,
pero creo que me falta poco.
Aún no me arranco la cara, pero
ya están creciendo mis uñas.
Prefiero que leas mi sonrisa,
que notes la emoción en la
línea de mis dientes domesticados
para no clavarse en mis labios
en momentos pesados.
Prefiero seguir escribiendo de
lo que no sé nada
para que no me arda cuando lo
lea unos días después.
Prefiero escribir de dolor sin
decir una sola palabra…
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