Bienvenidos

Bienvenidos a la noche vacía, diáfana como un sueño y pesada como el pecado... confusión entre vida y muerte
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miércoles, 25 de abril de 2012

Hagan ruido



Hagan ruido y que nada les importe.
Que la vida está festejando su venida.
Entreguen la luna al fuego.
Denle de beber a los fantasmas.

Que la fuga de la mente se haga
oro entre las manos necesitadas.
Denle luz al hombre perdido,
contraigan sus gargantas y regalen
el grito que  les deje mejor parados.

Hagan ruido. No hace falta mucho.
No hace falta perder más, no queda mucho
qué perder.
Sueños sobran y son pocos los compradores.

Hagan ruido. Sobra cielo y sobra el vino.
Falta una mejor vida, falta el amor al prójimo.
Besen las oraciones en la boca de los santos y
sacrifiquen un cordero a Dios eterno.

Hagan ruido, no se callen.
No importa que estén durmiendo los niños.
Háganlo por ellos, despiértenlos,
despierten ustedes con ellos.
Ignoren las palabras perdidas,
las frases siempre escuchadas.
Para nada sirven, para nada valen.

¡Hagan ruido!
No sea teflón la historia, no sea
un adorno en la calle la esperanza.
Marchen al soldado sus pies, su arma.

Dejen caer en sus ojos las mentiras,
desayunen siempre su mirada,
pregúntense qué quieren.
Abrácense a lo cierto. ¡Rómpanse la uñas!

Pateen a los traidores, estrechen la mano del bienhechor.
Compartan su cena, compartan el tiempo.
Beban de su vino y entierren a sus muertos.

Porque después de todo, fueron seis duros años…