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Bienvenidos a la noche vacía, diáfana como un sueño y pesada como el pecado... confusión entre vida y muerte
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domingo, 7 de julio de 2013

Breves notas para Kenia





He de verte como nunca, como siempre;
envolviéndome en abrazos, masticándome entre besos,
aclarándote a la aurora, para no seguir
siendo de trapo, ni de plástico.

He de verme prisionero de tus frases,
del te amo tan profundo, tan exacto.
Sé que nunca cesarán tus preguntas, que necesitas
conocer el mundo. Que tu silencio está perdido
en tu cabeza.

Recoges mi cara del suelo y rescatas mi sonrisa,
la riegas con agua y al día siguiente
estará fresca de nuevo.

He de verte en mi mañana, en mi ocaso.
He de amarte como te amo, respirarte cuando duermo,
y pensarte cuando callo.





He de llevarte a dormir entre mis brazos morenos.
He de marcharme en el día y encontrarte de nuevo
con la noche.
He de brincarme las penas por creer en ti,
de comerme al mundo sin sabor, y disfrutarlo.


He de enseñarte todas las canciones que me sepa,
he de contarte las historias que he vivido e imaginado.
He de refugiarte en las noches en que sientas miedo,
he de vestirte como princesa en las fechas importantes y
abrazarte y ser feliz en cada triunfo que tú tengas.

He vivido lo que no me corresponde,  y me siento bien,
porque hay quienes sólo viven para mal.
Yo no digo que viva para bien, pero estoy viviendo de él.
He escuchado tu primera palabra, te he cuidado en tus primeros pasos,
tu primer bailable, tu primer poesía. Ya te he visto regresar de la primaria
y hemos hecho tu tarea.
Has estado en cada rincón de mi vida en los últimos siete años,
y estarás ahí hasta el fin de mi tiempo.




Has crecido y no dejarás de hacerlo, pero
¿Hasta cuándo seré yo silencio, hasta cuándo empezarás a alejarte de mí?
Se lo dejo al tiempo, sea traidor, o sea mi aliado.
Hoy tengo el presente, ayer te tuve aquí, y eso basta
para ser feliz.

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