Bienvenidos

Bienvenidos a la noche vacía, diáfana como un sueño y pesada como el pecado... confusión entre vida y muerte
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lunes, 2 de junio de 2014

Para no morir



Esta forma de mecerme por los días,
de tomar vientos cruzados
sin tener que derrumbarme
ante ninguno.

De pasearme por los tiempos,
por las hojas coronadas
con historias que no cuento,
sino vivo.

Este cambio en mi estructura,
en que alas donde brazos,
en que carne donde piedra,
y ojos donde barro.

Esta fuerza en las entrañas
desquiciando mi garganta,
tensándome las manos, que
se baten empuñadas
sobre el rostro sorprendido
de la indiferencia.

Vivo a muerte en estas  líneas
para besar amaneceres
que no estarán sobre mis cielos;
para cantarte a ti que no me escuchas.

Estas ganas de abrazar la vida,
la música infinita de tu pecho,
la cintura virgen de la poesía;
de penetrar su tierra, de germinarla,
de devolverte a ti los frutos
que en mí maduró.

Esta memoria que te pondrá –a tu manera-
como mi favorito; como la mejor.
Te escribo de Dios para que sepas
que lo hubo, que sus manos fueron
las que te despertaron.

Hablo a mi tiempo y bajo mi cielo
de la luz, de la palabra, de ti,
padre, madre, hermano, amiga;
hablo del amor, para que no se pierda,
para que no me olvides,
porque no quiero alejarme.

Te escribo para no morir
antes de haber vivido…