Debimos dejarnos
las lenguas envainadas,
antes que vestirnos
con sombras asesinas.
Teníamos que emplearlas
en lamernos el sexo,
antes que la soledad
lo hiciera por nosotros.
Debimos devolverle
el cielo a Dios,
porque tú y yo no supimos
cómo trabajarlo:
No sembramos.
No cosechamos ni un fruto dulce...
ahí sigue el puto cielo;
descompuesto, goteando,
¡chorreando aun nuestras lágrimas!
Debimos dejarnos los huesos
bajo la piel, antes que
el diablo los arrancara
para armar, con ellos, marionetas.
Teníamos que vernos desnudos,
teníamos que desnudarnos los ojos para vernos,
para tocarnos,
para no tocar los días, ni las noches.
Debimos curar el cielo,
secar las lágrimas, coser la piel,
besar las cicatrices,
desarmarnos, cortar las cuerdas.
Debimos.
Debimos...
las lenguas envainadas,
antes que vestirnos
con sombras asesinas.
Teníamos que emplearlas
en lamernos el sexo,
antes que la soledad
lo hiciera por nosotros.
Debimos devolverle
el cielo a Dios,
porque tú y yo no supimos
cómo trabajarlo:
No sembramos.
No cosechamos ni un fruto dulce...
ahí sigue el puto cielo;
descompuesto, goteando,
¡chorreando aun nuestras lágrimas!
Debimos dejarnos los huesos
bajo la piel, antes que
el diablo los arrancara
para armar, con ellos, marionetas.
Teníamos que vernos desnudos,
teníamos que desnudarnos los ojos para vernos,
para tocarnos,
para no tocar los días, ni las noches.
Debimos curar el cielo,
secar las lágrimas, coser la piel,
besar las cicatrices,
desarmarnos, cortar las cuerdas.
Debimos.
Debimos...
Debimos dejar, pero los prejuicios no nos dejsn ser
ResponderEliminar"Cuantas cosas debimos y no hicimos, y ahora ya es tarde, el diablo metió las manos." Muy bueno Armando, me identifique bastante con tus palabras.
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