Bienvenidos

Bienvenidos a la noche vacía, diáfana como un sueño y pesada como el pecado... confusión entre vida y muerte
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sábado, 21 de septiembre de 2013

Mi generación



Tenemos las palabras confundidas con el lodo,
y la manía de levantarnos cada noche al mismo sitio.
A navegar por lo imposible, por lo que no es nuestra vida.

Nos desprendemos de burlas y recatos.
Desenvolvemos nuestras pequeñas alas,
pero estamos escondidos, muy a salvo,
sin miradas que amedrenten.

Escogimos ser y somos, por la tarde,
casi nada de lo que queremos:
aurora marchita, refugio de sombras.

Descubrimos que hay más cuerpos,
y decidimos habitarlos uno a uno,
sin descanso y en voz alta.
Deslizamos nuestra piel por sus cruces,
soles, desiertos, abismos y vientos
sin importar ser crucificados o calcinados,
ni destrozarnos en la caída.

Viejos lobos, más hambrientos
que los tiempos, y más ciegos que la luna llena
deslumbrada por el brillo propio.

Nos volvemos puros de repente,
espontáneos, andantes de la vida,
conocedores de ella.
Nos hacemos buenos de a poquito,
departimos entre constelaciones y
otros mundos, sentados sobre las nubes.

Sin embargo, es lodo lo que cae a tus pies,
hablamos a nivel del suelo.
Somos más tierra que hombres,
y de eso todavía no nos damos cuenta.





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