Una guitarra erótica por la noche atraviesa este cielo corrompido.
Desgarra los pantalones de los amantes y se cuelga de los besos de la hija del vecino.
Pinta tu rostro uniendo estrellas con sonidos melodiosos como imitando tus facciones,
dándole destellos a tus ojos.
Una curva va tras otra. Primero tus mejillas y luego tus anteojos
hay una maraña de agudos; tus cabellos libres por el viento
Fuertes graves que estremecen, tus cálidos brazos vienen a buscarme
Te miro desde mi azotea. Perdido nunca he estado.
Aunque la soledad me haya abandonado, me la invento en mi cabeza
Salgo a verte porque pienso que ahí estarás siempre
Que aunque casi nada te conozco, compartimos el silencio
Viene el tren de los punteos, de una vía salta a otra
así mis decisiones, imprecisas, tambaleantemente frías
arriesgadas a caerse inventan nuevos acordes, arman una pieza de mí
Una pieza lenta, lejos del sonido, un silencio lento tocado para ti
a través de mis labios haciendo slides sobre los tuyos
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